Es de esos días que no tienes ganas de levantarte, de esos días que el frío del cercano invierno te cala en los huesos más que nunca, de esos días en los que nada de lo que te pongas te sienta bien, de esos días embriagados por una tristeza que viene de ninguna parte. Días llenos de personas que no te entienden, de aceras que se hunden a tu paso, de vista cansada, de ausencia de aire para respirar; llenos de sinsentido, de recuerdos que te golpean como una bala, de miedos que te impiden avanzar...días llenos de incomprensión, de indecisión, de espanto, de sal en las mejillas. Días de conversaciones vacías, de miradas perdidas, de sueños rotos, de brindis sin sentido, de sonrisas forzadas, de guerra de ideas de preguntarte todo y al mismo tiempo no entender nada. Como diría Holly Galigay, Días Rojos que solo pueden acallarse dentro de Tiffany's.
miércoles, 19 de octubre de 2011
martes, 4 de octubre de 2011
Me cabe la duda
La duda ofende y quien diga que no es así, miente. Nos movemos en un mundo en el cual, según dicen, no puedes fiarte ni de tu sombra...y no es para menos pues desde que somos pequeños no hemos parado de toparnos con verdades que terminaron siendo mentiras: resulta que Dinsey nos mandaba mensajes subliminales eróticos en películas donde el amor (puro y casto) era la base, que los reyes no eran tan reyes si no más bien nuestros propios padres y que el "fueron felices y comieron perdices" la mayoría de las veces acaba en divorcio.
Sin embargo, y a pesar de pecar de confiada más de una vez, yo soy de las que creen en el "es inocente hasta que se demuestre lo contrario" porque dicen por ahí que la esperanza es lo último que se pierde. Porque la presunción de inocencia no es más que dar la oportunidad al de enfrente para demostrar que estás equivocado y no hay nada que me guste más que comprobar cómo otra persona me rebate y no solo eso, si no también me demuestra que no estaba en lo cierto. Es preferible ser idiota y callárselo que hablar y demostrarlo por lo que mejor será no dar por sentado nada hasta tener la certeza de que es así.
Este es un mundo grande, con incontables problemas que van a ir asaltándote a lo largo de tu vida, de esos que te pillan por sorpresa un martes por la tarde. No tiene sentido meter más al saco, está bien no ser demasiado confiados porque muchas veces das la mano y te cogen el brazo pero ¿miedicas? eso si que no. Si nos ponemos a dudar de todo lo que nos rodea, de verdad, mejor será abrir la ventana más próxima y lanzarse al vacío porque así no hay quien viva. Ya no es una cuestión de quién tiene más valor y quién menos, no se trata de valía o por lo contrario de cobardía, es algo mucho más profundo que va mucho más allá...se trata de ser felices. Y no puedes ser feliz mientras pienses que todo lo que te rodea es polvo y aire que en cuanto des un paso va a desaparecer.
Pero el campo donde más dolor puede causar la duda es en el amor. Amor que no se demuestra diciendo las dos palabras que todo el mundo sabe pronunciar perfectamente y que, a día de hoy, tienen la misma magia que decir "galleta". A todos nos han roto el corazón alguna vez y también lo hemos roto todos pero eso no es motivo para que te pases el resto de tu vida sentado en el sofá por miedo a cagarla. La forma más sincera de amar a alguien, de poner tu corazón en sus manos es confiando en esa persona de una manera que hasta resulta estúpida. Confiando tanto que tienes la certeza de que, si no es la adecuada, saldrás escaldada y el tortazo será tremendo. Confiando tanto que no hay nada que diga o haga que pueda darte miedo. Confiando tanto que cruzarías una ciudad de punta a punta sobre un hilo y con los ojos vendados.
Quizás sea el momento de olvidarse de todo lo que ha hecho daño y de todo lo que puede terminar haciéndolo para centrarnos en lo poco que tenemos ahora, resbalando entre nuestras manos. Porque fracasar y cometer un error es mucho mejor que no haberlo intentado. Muchas veces la duda nace del miedo a perder algo que en un determinado momento nos da la vida pero olvidamos que mientras nuestra cabeza se hace mil preguntas bañadas en pánico ese momento...pasa de largo, perdiéndolo todo.
Porque el amor como en la guerra...quien duda está perdido.
Sin embargo, y a pesar de pecar de confiada más de una vez, yo soy de las que creen en el "es inocente hasta que se demuestre lo contrario" porque dicen por ahí que la esperanza es lo último que se pierde. Porque la presunción de inocencia no es más que dar la oportunidad al de enfrente para demostrar que estás equivocado y no hay nada que me guste más que comprobar cómo otra persona me rebate y no solo eso, si no también me demuestra que no estaba en lo cierto. Es preferible ser idiota y callárselo que hablar y demostrarlo por lo que mejor será no dar por sentado nada hasta tener la certeza de que es así.
Este es un mundo grande, con incontables problemas que van a ir asaltándote a lo largo de tu vida, de esos que te pillan por sorpresa un martes por la tarde. No tiene sentido meter más al saco, está bien no ser demasiado confiados porque muchas veces das la mano y te cogen el brazo pero ¿miedicas? eso si que no. Si nos ponemos a dudar de todo lo que nos rodea, de verdad, mejor será abrir la ventana más próxima y lanzarse al vacío porque así no hay quien viva. Ya no es una cuestión de quién tiene más valor y quién menos, no se trata de valía o por lo contrario de cobardía, es algo mucho más profundo que va mucho más allá...se trata de ser felices. Y no puedes ser feliz mientras pienses que todo lo que te rodea es polvo y aire que en cuanto des un paso va a desaparecer.
Pero el campo donde más dolor puede causar la duda es en el amor. Amor que no se demuestra diciendo las dos palabras que todo el mundo sabe pronunciar perfectamente y que, a día de hoy, tienen la misma magia que decir "galleta". A todos nos han roto el corazón alguna vez y también lo hemos roto todos pero eso no es motivo para que te pases el resto de tu vida sentado en el sofá por miedo a cagarla. La forma más sincera de amar a alguien, de poner tu corazón en sus manos es confiando en esa persona de una manera que hasta resulta estúpida. Confiando tanto que tienes la certeza de que, si no es la adecuada, saldrás escaldada y el tortazo será tremendo. Confiando tanto que no hay nada que diga o haga que pueda darte miedo. Confiando tanto que cruzarías una ciudad de punta a punta sobre un hilo y con los ojos vendados.
Quizás sea el momento de olvidarse de todo lo que ha hecho daño y de todo lo que puede terminar haciéndolo para centrarnos en lo poco que tenemos ahora, resbalando entre nuestras manos. Porque fracasar y cometer un error es mucho mejor que no haberlo intentado. Muchas veces la duda nace del miedo a perder algo que en un determinado momento nos da la vida pero olvidamos que mientras nuestra cabeza se hace mil preguntas bañadas en pánico ese momento...pasa de largo, perdiéndolo todo.
Porque el amor como en la guerra...quien duda está perdido.
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