martes, 1 de noviembre de 2011

Y de pronto...sucede

Ocurre. De un día para otro sin apenas darte tiempo para la reacción o la mínima respuesta, ocurre. Todo aquello en lo que has pensado siempre, eso que te ha tenido tantas noches en vela, que te ha llevado a discutir con medio planeta, que te ha hecho sentir una ingenua, que te ha llevado a perder la cabeza...te enamoras.

Qué sencillo resulta cambiar de un lado al otro de la acera, un día caminas por la calle del cinismo riéndote de todo y de todos como si el mundo fuese demasiado crédulo como para ser cierto y tú fueses el único cuerdo que realmente sabe lo que se cuece entre bastidores. Y al otro, eres un idiota más. Has caído en la trampa a pesar de todos y cada uno de los post-it que te has ido pegando por el cuerpo recordándote que era la mayor farsa jamás contada, una auténtica tragedia griega. ¡Qué rápido se la da la vuelta a la tortilla! Y lo mejor de todo es que tu inteligente cerebro decide borrar todo aquello que un día creyó religiosamente y ya no recuerda ni cómo se veían las cosas desde el otro lado de la cama.

Ocurre. Noches en vela, promesas en la parte trasera de un coche, amor entre las sábanas, desgaste de labios, silencios hablados, ilusiones resucitadas, creencias estúpidas, falta de palabras, extra de pasión, fuegos artificiales, roce de mejillas, Big Mac's para dos, peleas en baños de discoteca, canciones a todo trapo con ventanillas bajadas, miradas hacia el futuro, temores del pasado, distancias que se acortan, secretos en un restaurante, tickets que resumen una vida, álbumes de aventuras hechas y por hacer, películas que te identifican, libros que unen, áticos que te esperan...

Es...como una montaña rusa. La velocidad que alcanzas es mucho mayor que a la que estás expuesta normalmente, tienes ganas de subirte pero cierta parte de ti teme que pueda no resultar como creías o que el cinturón que te has puesto sea insuficiente, se abra y caigas al vacío. Cuando decides dar el paso parece que no va a arrancar nunca pero sientes que tienes todo controlado...hasta que realmente empieza. Y es ahí cuando pierdes toda ubicación, no te puedes parar a pensar nada porque ni siquiera tienes tiempo, todo va muy deprisa y aunque se ve borroso tienes fotografías mentales que una vez estés abajo pueden recordarte cómo te sentías ahí arriba. Es locura, éxtasis y adrenalina.

Ocurre.
Ocurre.
Ocurre.
Ocurre...

Y de pronto... sucede la mayor aventura de todas.

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